sábado, 15 de diciembre de 2012

Manipulación emocional

Si queréis entender lo ocurrido en Newtown el jueves pasado, os recomiendo que veáis el completo reportaje de Michael Moore Bowling for a Columbine. No tiene pérdida. Tampoco tiene desperdicio el show mediático en que se convierte cualquier acontecimiento trágico allí. Daniel Innerarity, comenta al respecto de los medios de comunicación:

"Para los medios de comunicación el mundo acontece como escándalo y catástrofe. De ahí que mantengan permanentemente despiertos los sentimientos de vulnerabilidad, desprotección e inseguridad."

¿Qué falla? Sin ser un sociólogo ni un tío puesto en la cuestión americana, encuentro diversos factores que a simple vista maquinan en la prensa que manipula a la ciudadanía:

- Política del miedo, utilizado como elemento morboso y de distracción. La falta de medios de comunicación veraces y que transmitan seguridad y veracidad. No entender seguridad como manipulación y engaño, sino como aquella intención que informa al receptor a partir de la veracidad y sinceridad y sin caer en el sensacionalismo brit.

- Política de desprotección, hecho que provoca que una persona se tenga que preocupar por su bienestar. Quizá enfocaría también un déficit del estado hablando de la educación no formal, los servicios sociales y de atención a la persona, la responsabilidad moral, etc. Todo este conjunto provoca una falsa sensación de autonomía y seguridad envuelta en un comportamiento conductista: yo poseo un arma, yo soy responsable de mi seguridad sin que el Estado intervenga porque lo que me suceda ocurrirá dentro de mi entorno.

Quizá habría que trabajar hábitos morales y comunitarios para potenciar la unidad de la comunidad, pero por encima de ello se hace inevitable una refundación de los medios de comunicación tal como los entendemos hoy porque han quedado obsoletos y ponen en práctica métodos que no son válidos. Sin contar también cuestionarse la necesidad del estado y hasta donde ha de llegar para que sea óptima la protección social sin entrar en la intimidad personal.

Lo que está claro es que se ha de minimizar el resultado de la política del morbo y si la de utilidad ciudadana, asumiendo el coste social que pueda conllevar

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